La vida hay que vivirla intensamente y para lograrlo nunca debemos olvidar que: La prudencia debe dejar siempre un espacio para la fe y a la esperanza, la alegría y el empeño, tienen que guardar un lugar a la serenidad, al conocimiento, a la entrega y a la pasión.
Jamás olvidar que subyacen también escondidos y expectantes, el miedo y desencanto en donde la vida, como frágil cristal que es, pugna por permanecer en un equilibrio constante recordándonos que podemos gozar de ella si tenemos el suficiente coraje para afrontarla.
Claudiogia
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