El destino de la humanidad, está poblado de grandes interrogantes, para muchos de los cuales aún no existen respuestas.
Cuál es su misión y su futuro dependerá en gran medida de que pueda lograr un equilibrio y un nuevo giro en la percepción del mundo que la rodea.
De nada sirven los avances tecnológicos y el mejor bienestar, sin un espíritu comprensivo que mute de un estado beligerante y egoísta a otro más armónico y solidario. A lo largo de toda su historia, ello jamás ha ocurrido, lo que puede augurar, que continúe bamboleándose en el delgado filo del abismo.
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